LA TRAVESÍA DE LA MESOPOTAMIA SANTIAGUEÑA: UN DESAFÍO ÚNICO E INOLVIDABLE

 


13/10/2021 - La Travesía de la Mesopotamia Santiagueña que unió el camino entre los ríos Salado y Dulce marcó un hecho histórico para la provincia. Alrededor de 300 ciclistas participaron de la hazaña deportiva que recorrió casi setenta kilómetros por los lugares más relegados del interior provincial, donde grandes y chicos vivieron el paso de los pedalistas como un espectáculo sin precedentes, dando el marco de una verdadera fiesta al evento.


    La largada se produjo desde el puente que cruza por encima del río Salado en Villá Matará el sábado pasadas las 7 de la mañana. Algunos ciclistas de Fernández y de otros lugares de la provincia fueron alojados para pasar la noche en la Escuela N° 984, gracias a la gentileza del director “Roly” Loto, quien abrió las puertas de su establecimiento para los ciclistas.


    La fiesta se extendió hasta Garza, donde el coordinador de la Municipalidad, Omar Cejas, recibió a los ciclistas con un desayuno de frutas e hidratación en lo que fue la primera etapa en un tramo de más de veinte kilómetros. Además, la comisión municipal de Garza dispuso el camión que sirvió de “rastrillaje” para acompañar a los pedalistas durante toda la travesía, subiendo a todos aquellos que no pudieron finalizar la travesía por motivos técnicos o de salud.


    Al salir de Garza, se encaminó la parte más complicada y más larga: el segundo tramo de prácticamente treinta kilómetros, llegando a la Escuela N° 487 de Pozo Mosoj. La sorpresa para los ciclistas en este lugar fue el reconocimiento y los carteles de bienvenida y de apoyo escritos en “quechua” por los alumnos de la institución a cargo de la directora Paola Steven.


    Muchos de los pobladores de la zona pertenecen a los pueblos originarios y se expresan, justamente mediante su lengua madre: el quechua y a través del español para poder comunicarse con el mundo actual. Todos ellos, con sus hogares distantes entre si de varios kilómetros, la mayoría sin servicios básicos como agua potable, electricidad y comunicación, viven en medio de la naturaleza y fueron los principales testigos de un espectáculo inolvidable y sin precedentes.  


    Los ciclistas contaban con admiración y emotividad como los vecinos de la zona, les esperaban en el frente de sus viviendas para saludarles y alentarles, niños y grandes, con globos o simplemente con aplausos y gritos de aliento. La deferencia de los ciclistas pasaba por un saludo o por el choque de manos a la pasada que era suficiente para llenarles de alegría.




    Si algo puso al descubierto la travesía fue a la gente de esos pueblos originarios que se negaron a mudarse de sus tierras y que a pesar de que el progreso corrió en sentido contrario (hacia las vías del ferrocarril) eligió ser fiel a sus ancestros y quedarse en el lugar donde nacieron y crecieron miles de generaciones: la Mesopotamia santiagueña.


    Cargados de emoción y con todo el cansancio encima, los pedalistas siguieron hacia el último tramo del desafío: llegar al río Dulce, específicamente a Hornillos y de ahí a la Escuela N° 447 de Barrial Alto, donde los esperaba la fiesta de cierre.


    El camino más complejo, sin dudas fue ese: los bobadales (tierra suelta en quechua) hicieron que a muchos de los pedalistas les costara transitar el camino y redoblar el esfuerzo, incluso, muchos debieron bajar de sus bicicletas y recorrer ese tramo a pie para evitar un desperfecto en la bici o por la dificultad propia para continuar.



    El premio fue la llegada a la Escuela N° 447 de Barrial Alto, donde los docentes de la institución encabezados por la directora Inés Fernández, recibieron a los ciclistas con un almuerzo portentoso y con una amabilidad destacable, en un agradable ambiente de camaradería, a pesar del esfuerzo y del cansancio.


    El organizador, representante de la Red de la Mesopotamia Santiagueña, Raúl Castillo, realizó sorteos de algunos libros donados por parte de escritores santiagueños y de elementos de elementos de ciclismo también producto de donaciones. 


    La finalización se dio con la entonación del Himno Nacional Argentino en Quechua por parte de Casilda “Pety”  Chazarreta y “Beto” Mansilla, quien también cantó temas folklóricos para amenizar los momentos de la tarde en el imponente monte santiagueño.


    Se destacan en la realización de la travesía, la puesta en marcha por parte de don Raúl Castillo, el apoyo de los comisionados municipales de: Atoj Pozo, comisionado “Kuni” Galván; de Brea Pozo Ramón “Vizca” Carabajal; coordinador de la Comisión Municipal de Garza, Omar Cejas.  Párrafo aparte para quien difundió antes, durante y después de la travesía de la Mesopotamia Santiagueña y que también corrió la prueba: Luciana Sposetti, responsable de la revista digital Zona de Ciclistas.


    La travesía de la Mesopotamia tenía cuatro objetivos por cumplirse:

1° El desarrollo de un evento deportivo,

2° La posibilidad de conocer la historia de la Mesopotamia santiagueña,

3° El logro de un impacto económico para que la gente del campo pudiera vender sus productos,

4° Mensaje a la docencia para otorgar el valor y la importancia del interior de la provincia en cuanto a hechos históricos para que se conviertan en un posible lugar de destino para viajes con fines educativos.

 

FERNÁNDEZ, PRESENTE Y BIEN REPRESENTADO



    Los ciclistas de Fernández no quisieron perderse esta oportunidad de recorrer la Mesopotamia Santiagueña en bicicleta y se animaron, mediante una preparación previa, a hacerle frente a este desafío deportivo en un escenario natural de Santiago del Estero. Quienes participaron de la travesía fueron los ciclistas:

Cristian Daniel Pacheco

Adrián Griggio

Selene Narella Cameransei

Ramón Antonio Silva

Federico Franco Juárez

Vicente Rubén Gallardo

Jorge Javier Woitquivich

Luis Ángel Corpas

Susana Woitquivich

Álvaro Óscar Uriarte

Carlos Moyano

Diego Bischner

Enrique Sánchez

Octavio Aranda

Berta Josefina González

Valeria Soledad del Jesús Martínez

Agustín Martínez.


    Cabe destacar, al referente del grupo de Fernández, Nelo Iturre quien cuidó de cada fernandense y contó con el apoyo de los colaboradores: Andrés Castillo, Claudio Celario y otras personas que ayudaron al traslado y a la búsqueda de los pedalistas después de la llegada que facilitaron el regreso a casa.


    Este fue el principio de un hábito deportivo que continuará, ya que está confirmada la nueva travesía de la Mesopotamia Santiagueña, esta vez desde el Río Dulce al Salado y otras competencias ciclísticas que post pandemia fueron liberadas.


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