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| Darío en el Estadio Único. Foto: Prensa CACC. |
Darío Ferrández forma parte del cuerpo técnico de Central Córdoba desde hace 15 años. Su rol es muy importante, se encarga de "mimar" a los jugadores para que lleguen diez puntos a cada partido y con sus masajes lo logra.
En esta entrevista te contamos la historia de un fernandense que logró trascender en el deporte, no por practicarlo pero si por cuidar de los deportistas. Empezó bien de abajo y pasó por muchas canchas para estar hoy trabajando en la máxima categoría del fútbol argentino.
Ser masajista es el oficio que heredó de su padre Fidel, quien pasaba largas horas reparando los dolores musculares de los jugadores de Sportivo Fernández. Pero "Godzilla", como es reconocido amistosamente en la "Capital del Agro", decidió aumentar la apuesta, perfeccionarse y dedicar su vida profesional a ese legado.
Llegó a Central Códoba de la mano del PF David Woitquivich allá por 2008 cuando el equipo principal luchaba por subir al Argentino A y lo logró.
De ahí en adelante la historia es conocida: ascenso al Nacional B y a Primera A; toda la historia del "Ferro" pasó por sus manos. Como dice el popular canto de las hinchadas: "pasan los años, pasan los jugadores..." y el masajista sigue presente.
Más Deportes: ¿Cómo arranca el trabajo en esta nueva temporada en la Primera con Central Córdoba?
MD: Es un trabajo full time atender a los dolores de los jugadores...
DF: “Si, las sobrecargas musculares en la pelvis, el pie, o cuando les molesta la columna; siempre hay un dolor nuevo que le aparece al jugador y el trabajo nuestro es muy demandante. Los kinesiólogos no tanto pero siempre están disponibles para hacer masajes, somos un equipo: dos kinesiólogos y dos masajistas que estamos todo el día con el plantel, consultorio y camilla full time”.
MD: Y los masajes van hacia donde está el plantel ¿o tienen un lugar fijo de trabajo?
DF: “A veces trabajamos en el estadio, otras veces en el predio del sur que tiene el club. Andamos para todos lados con las camillas, las cremas y los aparatos. No tenemos un lugar definido de entrenamiento por el tema de la rotación de canchas”.
MD: Es un trabajo demandante pero debe tener sus momentos buenos ¿cuáles fueron para vos?
DF: “Desde que arrancamos con el profe David Woitquivich –que siempre voy a estar agradecido con él- en 2008 cuando Central ascendió del Argentino B al A, se vivieron muchas cosas lindas. La más importante es el ascenso del 2014 cuando le ganamos a Aconquija. De ahí se empezaron a conseguir logros, después volvimos a descender y ascender, ascendimos a Primera y son momentos muy lindos que han pasado que brindan mucha satisfacción. Eso es lo más lindo que rescato y el apoyo de la familia. Mi señora que me aguanta porque a veces volvemos de los partidos medio bajoneados y ella me calma, hay muchas cosas que ayudan mucho para poder levantarte al otro día y seguir”.
MD: Hablame de tus orígenes ¿cómo surgió la idea de dedicarte a ser masajista?
DF: “Siempre me iba al club de mi ciudad, a mi Sportivo Fernández y tuve la oportunidad de ver a mi padre como masjista. De chico siempre lo miraba y estaba con él en los entrenamientos, un día comencé a hacerlo y el profe David (Woitquivich) me decía, dedicate a esto y comencé a especializarme. Por suerte, logré conseguir mi título matriculado y trabajé mucho con él, en Juventud de Bandera, Independiente de Beltrán, Sportivo Fernández y el salto mayor se dio cuando me habló para Central Córdoba. Me emocioné mucho porque llegar a Central Córdoba era muy lindo no era lo que es hoy. Fue un proceso largo para ir progresando”.
MD: Aunque hoy sos de Primera, empezaste desde abajo...
DF: “En esa época arrancamos en Argentino A y después cuando se paraba el torneo trabajaba en la liga local y viajábamos a todos lados también: Clodomira, Suncho, Forres y Fernández así que comencé bien de abajo”.
MD: Me comentabas lo lindo de tu profesión ¿qué es lo más complicado?
DF: “Lo más complicado es el tema de la pretemporada porque es una demanda ciento por ciento para el jugador, se trabaja muy fuerte, se pueden producir lesiones. Se trabajan tres turnos y es la parte más demandante para mi. En cuanto a los viajes, antes no lo sentía porque estuvimos por lugares que no daban ganas de volver pero ahora me voy a entrenar y vuelvo rápido porque quiero estar con mi bebé, pero eso se lo puede sobrellevar”.
MD: La relación del jugador y el masajista es muy especial ¿cómo es tu vínculo con los jugadores?
DF: “Hay un dicho que dice: ´en la camilla el jugador y el masajista se conocen más que el técnico y el jugador´ porque ellos te comentan de donde vienen, la experiencia que tienen y como han llegado a Primera. Son cosas lindas porque te haces amigo del jugador. Tengo contacto con ex jugadores del 2008 que ahora son manangers y tengo muy buena relación con ellos, con todos, los que se han ido y los que han llegado. Con el ´Pulga´ (Rodríguez) ha sido un caso especial porque nunca nos habíamos encontrado y nos pusimos a charlar como si nos conociéramos desde siempre. Es lindo entablar relación con todos los jugadores, la verdad que conocí a varios personajes en este trabajo”.
Darío Ferrández integra el cuerpo técnico del Club Atlético Central Córdoba como masajista, lo acompaña en su labor Fabricio Cristólfo; ambos dependen de los médicos encargados del área de Kinesiología y Fisioterapia, Dres. Juan Tarchini y Gonzalo Pérez. Trabajan en conjunto con los kinesiólogos: Byron Ospina y César Abregú.
Todo el equipo de trabajo forma parte del plantel ferroviario que es conducido técnicamente por Leonardo Madelón. Hoy, Central Córdoba se medirá como visitante con Boca Juniors a las 19.15 en La Bombonera por la segunda fecha de la Liga Profesional de Fútbol.
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